La casa de hojas, de Mark Z. Danielewski

La casa de hojas, Mark Z. Danielewski, es la novela más nombrada los últimos meses. Con su tamaño y la llamativa maquetación se ha convertido en el coffee table book de moda. Las redes sociales y páginas de reseñas han hervido en críticas positivas y creado una marea promocional que ya querría cualquier editorial grande. Es, encima, una novela de terror, por lo que era inevitable caer en la tentación.

La novela, el volumen, las 760 páginas, como queráis catalogarlo, parte de la historia troncal de Navidson, un afamado fotoperiodista que se muda a la clásica casa familiar norteamericana. Allí encuentra un lugar maligno y desolador. Pronto es consciente de que la casa mide más en su interior que en el exterior, después aparecen nuevos habitáculos y la entrada a un lugar oscuro, frío, monstruoso, vacío y aparentemente ilimitado. Esta historia es narrada desde el análisis de un documental que Navidson rodó al mudarse a la casa y fue ampliando con todos los nuevos descubrimientos que realizaba en ella: sus reacciones, las de la familia y las exploraciones por ese gran espacio vacío que descube. La opción narrativa elegida deja la entrada libre a la inclusión de toda clase de esquemas narrativos, voces enfrentadas, notas a pie e ingente material.

De forma paralela al encuentro de Navidson con la casa, Danielewski también cuenta la historia de Truant: esquizofrénico que trabaja en una tienda de tatuajes, se droga, está enamorado de una stripper y sufre múltiples pesadillas y alucinaciones.

Las historias de Navidson, Truant y las notas a pie de página comparten páginas y se distinguen por la tipografía. La claridad narrativa de los encuentros de Navidson con la casa contrasta con el monólogo enfermizo y asfixiante de Truant. Resulta innegable que el libro está bien escrito, se nota una gran labor por parte del autor para dar forma a la obra y manejar los distintos registros.

Otro tema es el resultado final de las distintas historias, la de Navidson es potente de entrada, hasta que pasa mitad de libro y sufre un bajón importante en la narración. A falta de una cantidad abrumadora de páginas por delante que llegan a causar hastío por su desinterés, transmite la sensación de ser un inacabable epílogo. La parte de Truant flojea en comparación con la de Navidson, partiendo de una serie de tópicos, avanza renqueante hacia la nada. No importa lo que ocurra con el dubitativo y molesto personaje. Pronto saltan a la vista los lugares comunes que pueblan su narración y, lo peor en un libro de estas características, ni siquiera importa cómo se narra.

El manido tema de la maquetación me ha gustado. La forma en que Danielewski plantea la novela funciona a la perfección. No ha inventado nada, uno puede ir a los Caligramas de Apollinaire y encontrar lo mismo. Incluso en algunos fanzines de poesía o libros infantiles. Pero, como he dicho, visto el juego repleto de notas a pie, alternancia de historias, distintos idiomas, la transformación del entorno en el personaje principal por momentos… es válido.

En cuando al precio, 36€. Es carillo, pero claro, si se toma en cuenta lo que se tarda en leer, el tamaño, la maquetación y el que te claven 26 euros por 300 páginas en muchas editoriales… pues tampoco veo motivo de queja. Tampoco encuentro fallos en la labor del traductor, Javier Calvo, ni en el de las editoriales que han sacado el libro: Pálido Fuego y Alpha Decay.

La casa de hojas es un buen experimento. Contiene un material irregular en cuanto a calidad y, en mi opinión, un último tercio que hará bajarse de la lectura a los lectores más impacientes. ¿Es merecedor de tanta fama? Supongo que sí. ¿Y de tantísima adulación? Mantengo mis dudas.

 

(Entrada publicada el 5/01/2014 en mi anterior blog)

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