La saga de Charlie Parker

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He leído quince libros de la saga de Charlie Parker, un dato que no sé si anunciar con orgullo o vergüenza. Suelo comentar que apenas leo trilogías y me alejo en lo posible de las sagas, pero en la escrita por John Connolly entré hace unos seis años por culpa de un buen amigo y a día de hoy he acabado todos los libros, hasta llegar al último publicado en España: Tiempos oscuros.

En su primer libro, empezó como novela negra de maltrecho detective con algún elemento sobrenatural, pero con el paso de los años ambas tramas han conseguido equilibrarse y el lector asume la vertiente fantástica con naturalidad. Aunque hable de un lado fantástico, es complicado situarlo con concreción más allá de grandes términos aglutinadores. La religión católica, leyendas, paganismo y elementos sobrenaturales pueblan a los personajes y lugares de los libros. La realidad trazada por Connolly está llena de dioses y ángeles, de espíritus y maldades tangibles. Su continua aparición ha prosperado en la saga y no hacen falta transiciones a estos elementos, el lector los reconoce y admite desde la primera página.

Tras quince libros se mezclan las tramas e historias, algunas quedan en la cabeza, pero las de unos cuantos libros se han evaporado de mi memoria por su calidad desigual, mientras que lo que podría llamarse el arco argumental cogía forma. Los personajes han crecido de forma coherente, la organización en la sombra y la sensación de que algo grande se avecina también. Charlie Parker, caído y resucitado durante algunos libros de la saga, va camino de transformarse en un mesías tras aceptar el papel de superhéroe que se justifica malamente algunos momentos, pero que también provoca que arrastre una carga de gran valor como protagonista.

Pero ningún personaje parece saber por qué actúa como lo hace, todos se mueven igual que si viviesen en un avispero mientras van cercenando personas y comunidades. Las cruzadas solo tienen sentido en la ficción y Parker, junto a Ángel y Louis, también con ayuda de El Coleccionista y algunos personajes puntuales, son reclamados y usados como herramientas para proteger nuestra realidad.

Es curioso cómo se hace patente en la saga de Charlie Parker el progresismo del autor. Si en los primeros libros dejaba algunos detalles que delataban una vertiente política, en los últimos (¿tal vez cuatro?) una organización neoliberal se encarga de chantajear, asesinar y manipular el poder desde las sombras. El Mal está claramente identificado en esta ideología. No puedo negar mi curiosidad por saber cómo son los libros que está escribiendo Connolly tras la victoria de Trump.

Se ve una dirección en la saga, pero desconozco hacia dónde. En todo caso, hay libros mediocres y otros muy interesantes. Por ejemplo, el último, Tiempos oscuros, es de los que merecen la pena. Aún quedan un par por traducir y no parece que el autor tenga intención de frenar su envidiable ritmo de libro por año. Y el caso es que no dudo de que vaya a leer el próximo. A Chuck Palahniuk lo abandoné hace un lustro, igual que a Amélie Nothomb y otros autores que publican tanto, pero a John Connolly no voy a dejarlo, todavía no.

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