Peter Strickland para actualizar la serie B

En los últimos años acceder a algunos de los productos culturales más interesantes parece un acto de resistencia. Hay escritores y directores a los que solo llego gracias a las recomendaciones de personas de confianza. Así me ocurrió con Peter Strickland. El director británico es un desconocido en nuestro país y sus tres películas no han tenido recorrido comercial aquí, pero dos de ellas son pequeñas maravillas.

¿Pero quién es Peter Strickland? Tras ver sus películas más conocidas, queda claro que es un especialista en el cine europeo de terror y de serie B, a los que sus dos películas más conocidas son claros homenajes: Barberian Sound Studio al cine giallo y The Duke of Burgundy al cine erótico y sadomasoquista de Jess Franco. Pero ambas están rodadas con una perfección técnica admirable y la capacidad para dejar su propia huella más allá del homenaje.

Barberian Sound Studio narra la historia de un técnico de sonido inglés que es contratado para crear los efectos sonoros de un giallo. Este mojigato personaje que vive con su madre y tiene evidentes problemas sexuales cae en un entorno lleno de erotismo y personas que tratan de aprovecharse de él. Duda sobre si cobrará por el proyecto y piensa que todos le toman por estúpido. Aparte del ambiente enfermizo al que se ve sometido, la película empieza a afectarle. Exponerse a ella, verla una y otra vez, la maldición que –se supone- incluye… Todo le causa evidentes molestias. La maestría del director está en que no muestra un solo fotograma de la película, solo el reflejo de luces y colores en la cara del protagonista. El ambiente malsano es el motor principal de esta efectista y efectiva obra que hace las delicias de cualquier aficionado al cine de terror.

Con The Duke of Burgundy, Peter Strickland salta a otra clase de cine. La historia se sitúa en una población habitada únicamente por mujeres, todas ellas entomólogas. En las reuniones que tienen en un salón de actos se ven a los únicos hombres de la película, o algo parecido: maniquís sentados entre ellas. En una de las mansiones inglesas de esta villa conviven las dos mujeres con una relación sadomasoquista que es troncal en la historia. El detallado ritual entre ellas es constante y, quizá excesivamente, repetitivo. El amor, la tensión que viven en esta relación, los detalles para lograr la perfección en sus actos de poder, la posesión… Todos estos temas son tratados al milímetro por el director para lograr una obra tan bella como perturbadora y ambiciosa.

Si la acción de la primera la hace ágil, en la segunda es más relajada y exigente con el espectador. Pero ambas son muestras sobre cómo recuperar un cine al que todos los aficionados al terror y el fantástico queremos tanto. Parece ser que la última película del director, The Duke of Burgundy, ha llegado a España, al menos a unos contados cines, pero espero que las próximas obras que dirija tengan una mínima trayectoria y repercusión. Hasta el momento ha demostrado realizar interesantísimas muestras sobre cómo dirigir un cine fantástico y de terror sin caer en la fórmula McKee y la copia de la copia de la copia…, sino con una identidad clara y un propósito artístico que merece ser visitado.

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