Después, volver a Stephen King

Despues

Leer de nuevo a Stephen King ha sido una experiencia que me ha dado mucho en lo que pensar tras unos cuantos años mirando de reojo lo que publicaba, pero sin el ánimo de acercarme a las antologías y novelas de las que he percibido una recepción desigual.

Supongo que al igual que para millones de lectores, King participó en mi paso a la literatura adulta. La primera de sus novelas que estuvo en mis manos ni siquiera la considero demasiado buena, La zona oscura, pero sumada a los cuentos completos de Edgar Allan Poe fue parte del verano en que dejé atrás mis lecturas de primera adolescencia y perdí el miedo a los libros extensos. Después devoré multitud de sus obras, sobre todo en los primeros tiempos las que firmó con el seudónimo Richard Bachman, pero como ocurre con cualquier buena amistad, nos hemos separado un tiempo y al volver no sabía bien qué iba a encontrar.

Después es una novela de King, sin ver que es suya se identifica como tal desde el primer momento, aunque eso no quiera decir nada sobre su calidad. La premisa es más o menos sencilla: un niño tiene la capacidad de ver a los espíritus (o algo similar) de fallecidos durante los días posteriores a las muertes. Puede hacerles preguntas y estos responden siempre la verdad. Como en cualquier historia de terror, ese poder es el detonante para que su vida no sea sencilla.

El primer gran problema al que se enfrenta es el modo de comúnicarselo a su madre, algo que flota en la relación durante unos años hasta que llega el momento en que se pueden aprovechar de esa capacidad. Más tarde una trama policial se mete por medio, un espíritu que no responde como debería, etc.

El autor sigue tan contemporáneo como lo recordaba en todos los aspectos. Hay multitud de referencias en las que, como si fuese Stanley Kubrick, se sabe parte del abanico cultural común y hasta introduce un guiño a la película Cadena perpetua. Esto también se ve en el comportamiento de los personajes, al incluir una relación homosexual como parte de la historia, su misma madre, y con la epidemia de las drogas que se vive en la actualidad en Estados Unidos. Nada que sea destacable en general, pero siempre resulta interesante comprobar que alguien de su edad avanza junto a la sociedad en la que vive en vez de quedarse anclado en unos valores.

Después no me ha parecido muy interesante al notar que está escrita para una lectura acelerada. El narrador cuenta su niñez en primera persona y omite casi cualquier descripción para optar por los diálogos y la acción siempre desde su único punto de vista. Una elección que justifica la historia, pero que le permite al autor también relajarse y ser algo tramposo al no encontrar contraposición ni dobles lecturas. Al sumar esto a la descripción lineal de una serie de acontecimientos, se encuentra una lista de sucesos de estructura extraña. Ni pasada la mitad de la novela se sabe si hay que ir tomando nota de lo que ocurre o cuál es la intención de la historia. Si el lector decidiera apartar el libro y retomarlo unas semanas más tarde, no importaría demasiado no recordar la mayoría de detalles.

En resumen, la mirada unívoca del narrador otorga cierta simpleza a los personajes que se transforman en algo esquemáticos y desaprovechados. Esto, sumado a un estilo muy simple, da la sensación de que Después sea una obra menor.

Tras tantas décadas escribiendo terror, está claro que Stephen King tiene algo que contar y en las últimas cuarenta páginas es donde se encuentra la calidad y un cierre muy por encima de lo narrado anteriormente, además de una posibilidad de continuar con la historia.

En los últimos tiempos se ha iniciado un debate sobre si deberían darle el Nobel que me ha hecho reflexionar de vez en cuando, sobre todo al no leer sus libros. Es un tema interesante que quizá hace más referencia a legitimar un género que a una obra que no necesita más aplausos. Lejos de mí justificar el Nobel cuando siempre me parece más urgente acercarnos al Cervantes, un reconocimiento con más sentido y normalmente menos arbitrario. Pero no sé hasta qué punto se puede dar un premio de este tipo a alguien con tantos libros de calidad desigual.

Sin dudar de los techos de su bibliografía y su innata capacidad para acertar en multitud de detalles, la prosa ágil y certera, la labor para atrapar a los lectores, ser una referencia de tantos autores que lo imitan sin demasiada vergüenza, plasmar los temores sociales y personales… No lo sé, las dudas sobre estas peticiones siempre me incomodan, sobre todo en un panorama con otros autores tan importantes y sin publicaciones de una calidad discutible en su recorrido, como le ha ocurrido a King en algunos momentos.

Sé que quizá no guste a muchos lectores esto que comento y reitero que la importancia de King es innegable. Creo que es un autor con el que ya hemos perdido la referencia sobre su calidad tras decenas y decenas de novelas y es fácil encontrar tantos fanáticos acríticos como lectores que saben que King es un género en sí mismo, para lo bueno y lo malo. Como ocurrió con otros tantos ejemplos igual de prolíficos del pasado, supongo que dentro de unas décadas será cuando se juzgue con imparcialidad su trabajo. Cuando ya no estemos aquí, algo que sin duda es un gran honor para cualquier escritor.

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