Cásate conmigo, de John Updike

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Una de las citas que más han trascendido de Dostoyevski es “Si Dios no existe, todo está permitido”. Para entender la frase no hace falta saber que proviene de Los hermanos Karamazov ni el contexto. En la contraportada de Cásate conmigo hay un extracto de la novela de Updike que explica parte del dilema actualizado y narrado en su interior: “Tal vez nuestro problema es que vivimos en el ocaso de la vieja moral, de modo que aún queda la suficiente moral para atormentarnos, pero no la suficiente para mantenernos presos”.

Esta novela fue escrita por John Updike en 1977, cuando ya era un autor de referencia en Estados Unidos y se encontraba en ese acelerado ritmo de publicaciones que le acompañó desde que triunfó al poco de comenzar con Corre, Conejo. A sus 45 años publicó Cásate conmigo, una historia que narra la relación de dos parejas en la veintena que viven en los suburbios de Connecticut y que durante distintos momentos son infieles entre ellos de forma cruzada.

Si en El Centauro Updike profundizó más en los conflictos entre distintas generaciones, en Cásate conmigo busca el análisis de unos personajes que comparten edad y espacio. Aunque se desplacen a otros entornos y se vivan algunas de las mejores escenas en aeropuertos, la sensación es que ese suburbio donde habitan es parte de ellos y siempre los acompaña.

La narración que Updike plantea no se basa en la acción, sino en el diálogo, la culpa y la reflexión. Los protagonistas viven lo que debería ser casi idílico, una comunidad unida, con cierta estabilidad laboral más allá de vaivenes y matrimonios atractivos; sin embargo, nadie parece satisfecho. Como escape al encasillamiento que dirige sus vidas desde una edad tan temprana afrontan a distintas opciones: hijos, alcohol y adulterio. Todas ellas dañinas para los protagonistas a distintos niveles.

casate conmigoEl comienzo de la novela está marcado por la relación extramatrimonial que tienen dos vecinos: Jerry y Sally. Sus personalidades son muy distintas, tanto como la perspectiva sobre la relación que tienen. Mientras ella muestra una devoción capaz de llegar al sacrificio de su persona, Jerry es cruel y siempre muestra desprecio por ella o cualquier aspecto de la vida. La relación pronto se torna incómoda para el lector por el modo de ser de ambos: Sally resulta excesivamente dócil y Jerry siempre trata de hacerla daño.

Esa relación acaba por romperse y tiempo después las parejas de ambos también tienen un amorío entre ellos, solo que este avanza en mayor medida y llega a amenazar los matrimonios. Ruth y Richard en este caso, sí muestran una mayor cercanía, aunque también son más débiles.

Los cuatro personajes protagonistas guardan un conocimiento distinto sobre qué está ocurriendo en realidad y son presas de una naturaleza que se ve frenada por las invisibles rejas de la normalidad: esa vieja moral que sigue rigiendo las vidas de unos personajes que tal vez serían muy distintos en otro entorno, como podría ser uno creado por Scott Fitzgerald.

En algunos aspectos la novela puede recordar a Personajes desesperados de Paula Fox o Revolutionary Road de Richard Yates en la representación de un dolor que resulta tan inasible como abrumador. Aquí los personajes se presentan desde el primer momento como son, no se va desvelando su personalidad, sino que se busca ahondar en lo posible en sus males, donde parece que en ningún momento se va a llegar la límite. Ni los vecinos, ni el qué dirán o los sentimientos les hacen recapacitar, solamente el sentido de que hay una serie de comportamientos que no se deben sobrepasar. Divorcios, hijos sin padres, ¿cómo asumir eso?

Al leer la historia y cómo se cruzan los personajes se tiene la sensación de que Updike siente especial predilección por Jerry, con el que dispara algunas de las frases clave de la novela y despliega sin demasiada contención el desprecio hacia la situación y el resto de protagonistas. No se debe olvidar que Updike es un escritor que prefiere diseccionar a sentir empatía, dueño de un cinismo que a veces le cuesta contener.

Las 330 páginas de Cásate conmigo se leen con rapidez y es fácil entrar en la historia gracias al dominio del ritmo y los diálogos. Updike siempre está transmitiendo, pero sin ser tendencioso ni agotar, se nota que existe una importante labor tras la historia.

Personalmente, ha sido muy placentera la lectura a pesar del drama de los personajes y momentos puntuales en los que se puede dudar si tomar partido por alguno de ellos. Me ha resultado una lectura de gran valor, que si no llega a los puntos más altos del autor, se mantiene como una novela muy superior a la mayoría de libros que se amontonan en las mesas de novedades. Updike triunfó durante varias décadas y es fácil encontrar los motivos en su prosa y capacidad de exploración.

El libro de Gatopardo Ediciones carece de cualquier pega: buena edición, traducción impecable de Andrés Bosch que mantiene el reto propuesto por el autor y, en definitiva, una buena labor general. Si quieres profundizar en la obra de John Updike o empezar con ella, Cásate conmigo es una opción más que interesante, su dominio de las pasiones, el dolor y los dilemas sentimentales todavía se mantiene vigente.

Escríbeme a ekaitzortega(arroba)gmail.com

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