Modelos animales, de Aixa de la Cruz

Los dos últimos meses apenas he podido leer novedades. Por distintos motivos, me encuentro entre relecturas, búsqueda de documentación y obras clásicas. Uno de los pocos libros de este año que he podido disfrutar ha sido Modelos animales, la antología con relatos de Aixa de la Cruz que he disfrutado por su prosa y malicia.

La primera sensación que me vino al adentrarme en los relatos fue la de encontrar una autora con voz propia. No conocía la obra de Aixa de la Cruz y me ha gustado descubrir un estilo personal, refrescante y lleno de detalles con los que es sencillo conectar.

Me detendré en el relato El cielo de Bilbao.

Aixa es de Bilbao, yo también. Aunque nos llevamos cinco años, la diferencia no evita la sensación de pertenecer a la misma generación, la que ha visto el final de ETA y a una sociedad vasca horra de violencia. Este detalle junto al avance de nuevos modelos de ocio como los cíber, el IRC y todos esos vicios que llegaron con las conexiones a internet, forman el trasfondo de una historia generacional que sin que sin saber si es de los últimos relatos que escribió la autora, sí es donde veo una prosa más asentada y atractiva.

Ceder el protagonismo a un grupo de adolescentes es querer retratar a una generación en un momento concreto. El año pasado leí La promoción del 49, un excelente libro de relatos que nació con la intención de contar una edad, un lugar y un sentimiento. Si en el libro de Don Carpenter todos los relatos giran en torno a ese tema, parece que Aixa de la Cruz también tiene el material y la sensibilidad para seguir trabajando esta perspectiva.

El relato empieza con una frase que retrotrae al momento y muestra el estilo narrativo: «Eran los tiempos del Messenger y los chats de Terra.» A partir de ahí, la autora crea un grupo de amigos en un barrio de Bilbao. Como todos lo fuimos, son unos cabrones adolescentes con obsesiones sexuales, un punto de vista frívolo ante la violencia y que creen en la eternidad de la amistad y la adolescencia. A través de distintas anécdotas se cuentan su robinhoodiana caza de pervertidos que buscan seducir a niñas a través de la red o sus intentos de molestar a lesbianas. Como es previsible, toda la bravuconería acaba chocando con la realidad, en la amistad crecen las fisuras y el idealismo se viene abajo cuando nace la autoconsciencia.

Pero tampoco es cuestión de destripar el relato.

El cielo de Bilbao me ha llamado la atención por ser una de las pocas historias que he leído sobre los jóvenes pos-ETA en Euskadi. Y eso me encanta. No sé hasta qué punto ha sido intención de Aixa de la Cruz, pero si existe un nuevo y reciclado grupo de jóvenes autores vascos, este relato es buen referente. No hay que olvidar el pasado, pero la ficción también tiene que ser capaz de mirar hacia delante.

Escríbeme a ekaitzortega(arroba)gmail.com

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