Gab, Tik Tok y nuevas redes sociales

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En España solemos ir con algo de retraso en el aspecto tecnológico, las nuevas corrientes de los países más avanzados tardan un tiempo en llegar y se pueden anticipar en cierta manera. El mundo de las redes sociales es un ejemplo. A pesar de su enorme uso, el estado de algunas de las más conocidas es discutible vistas las actualizaciones de los últimos tiempos o el fracaso económico que sufren.

Los cambios en el algoritmo de Facebook destinados a que las empresas inviertan para aparecer en el timeline de los usuarios no contentan a nadie. Es desesperante entrar en la red social y su sistema basado en Titulares, que decide ordenar a su antojo cada vez que se refresca, lo que se suma a la invisibilización de la mayoría de Páginas en los muros de sus seguidores.

El caso de Twitter tampoco es muy alentador. Esta red social no acaba de encontrar el modo de ser rentable. La publicidad no funciona y es denunciada por muchos de los usuarios cuando les aparece en el tablón. Además, parece que cualquier novedad que se implante es criticada. Sigue siendo la red social para comentar la actualidad más inmediata, pero es complicado apostar por su futuro.

El aspecto visual se impone por la hegemonía de las conexiones a través de teléfonos móviles y las nuevas generaciones que se conectan en cuanto cumplen los once o doce a años. Parece complicado vislumbrar qué ocurrirá, pero voy a comentar dos modelos de redes sociales que apenas han llegado a España y pueden servir de pista para el futuro.

Tik Tok

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Tik Tok es una de las aplicaciones más descargadas a nivel mundial en 2018, si no la que más. El objetivo de esta plataforma china es crear y compartir videoclips y se podría definir como una red en la que todo son stories similares a los de Instagram. Su instalación es muy sencilla y al segundo los vídeos asaltan el teléfono. No hace falta ni configurar nuestro usuario para poder ver contenido, en cuanto se entra en la aplicación tenemos los breves vídeos que crean unos usuarios que normalmente no han cumplido los dieciocho años.

La gran mayoría de vídeos en Tik Tok son coreografías y challenges que se realizan bajo la música que se puede elegir en la misma red. Son de corta duración y se pasa al siguiente deslizando la pantalla hacia arriba. En un minuto se pueden ver entre tres y diez vídeos con absoluta normalidad, por lo que la adicción es instantánea aunque no te interese el producto. Esta agilidad también influye en que cualquier vídeo que se suba tenga muchísimas visitas enseguida, sobre todo si los demás dan que les gusta.

Los principales puntos fuertes son los efectos que se pueden añadir a los vídeos con extrema facilidad, muchos más que en Instagram, y el uso de la música que ya está en la base de datos de la red social.

Desde España casi todos los vídeos que aparecen son de jóvenes españolas y sudamericanas bailando, aunque también hay otros de parkour y tampoco es extraño que de vez en cuando se vea uno creado por asiáticos, cuyos códigos culturales son difíciles de descifrar.

Tik Tok demuestra que lo visual gana entre este público. No hay contenido escrito o reflexión, solo ocio y una realidad acelerada que sacude y estimula vista y oídos de forma constante.

Gab

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En otro contexto absolutamente distinto podemos situar Gab. Esta red social nació hace dos años en Estados Unidos y es una alternativa a Twitter que se autoproclama un ejemplo de la libertad de expresión: The Free Speech Social Network. Se anuncia como un lugar al que ir a hablar sin que nadie te juzgue ni bloquee, pero en realidad está compuesta por usuarios de ultraderecha y radicales nacionalistas.

Su logo es una rana verde al estilo de Pepe the Frog y se ajusta a algunas de las tesis enumeradas en Muerte a los normies. El interfaz también es muy sencillo e intuitivo. A la sombra de Twitter, se pueden publicar pequeños textos y enlaces para que los vean tus seguidores o quien el algoritmo considere.

El público mayoritario en Gab son supremacistas estadounidenses, pero también hay radicales de otras ideologías reaccionarias. El tono general es el de publicidad y ensalzamiento alejado de los debates y confrontaciones, ya que los usuarios suelen compartir ideología.

Al abrir una cuenta en la red pude comprobar cómo los seguidores que me llegaron fueron perfiles trampa de mujeres jóvenes con ofertas sexuales y los estados que he ido añadiendo (con seudónimo, claro) no han obtenido ninguna respuesta. A pesar de que se pueden encontrar españoles, en general es muy minoritario en ese aspecto.

Sin espacios

Aunque no pueda verme representado por ninguna de las dos plataformas, sí que merece la pena ir vislumbrando en distintos lugares las fluctuaciones y tendencias más actuales. Podría extraer la conclusión de que en el futuro  triunfarán las redes sociales temáticas o, a saber, tal vez vuelvan los blogs y las revistas digitales, pero es complicado saber dónde estaremos en cinco años.

Lo que anteriormente fueron espacios plácidos para encontrarse con amigos e intercambiar opiniones han ido enturbiándose con el tiempo, los algoritmos de Facebook y los linchamientos de Twitter han sido clave para qué use con menor interés estas redes sociales, aunque la actualidad y la curiosidad me empujen a ello.

De todas formas, solo he comentado dos redes sociales, hay otras tantas emergiendo en distintos países y pueden influir en nuestros espacios digitales los cambios en hardware, las normativas europeas, las debacles económicos o las nuevas tendencias semióticas. Como siempre, todo fluye y nada parece asentarse.

Escríbeme a ekaitzortega(arroba)gmail.com

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